Recientemente la Unesco, ha inscrito en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humananidad, la danza de las tijeras y la huaconada de Mito, como expresiones rituales que testimonian la memoria y la visión, los conocimientos y la creación, la vida y la eternidad.
La huaconada del pueblo de Mito (Valle del Mantaro, provincia de Concepción en Junín) es una danza ancestral interpretada por artistas enmascarados, y que representan a los ancianos del pueblo que participan en competencias de pruebas físicas que denominan caramusas. En las fiestas participan los huacones, antiguos o tradicionales y los modernos a éstos últimos se les atribuye la modificación del vestuario como las frazadas y los zapatos.
Las máscaras con narices puntiagudas inspiran a los ancianos, que cuidan el orden moral de las comunidades campesinas, e inspiran a veces temor, muchas veces suelen mofarse con libertad de las autoridades que no cumplen cabalmente sus funciones. Los huacones danzan un círculo, levantando los brazos y cogiendo sus mantas como imitando el vuelo de los wamanis.
La danza de las tijeras, bajo las melodías y tonadas de un violín y un arpa, despiertan del ensueño a los danzantes que en una coreografía combinan saltos, zapateos, movimientos en cuclillas y sobre la punta de los pies, volantines y diversas figuras acrobáticas que exigen fortaleza y agilidad. Los artistas suelen realizar pruebas físicas y de resistencia, como descender desde lo alto de la torre de una iglesia, o introduciéndose alambres, clavos, espinas y agujas de acero en el cuerpo, y en una especie de contrapunto realizan retos con grupos y equipos. Estas danzas son típicas de las regiones de Huancavelica, Ayacucho y Apurímac. Se cree que la danza de tijeras se originó en Ayacucho, después de 1565, como prolongación del movimiento cultural Taki Onkoy o enfermedad del canto, que tuvo su apogeo entre 1560 y 1570.
(Variedades # 200, diario El Peruano 22 nov. 2010)
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