martes, 4 de mayo de 2010

La ética en la política, frente a la corrupción

Omar Quesada M. ex director ejecutivo de Cofopri, deberá deslindar responsabilidades por actos de corrupción de algunos funcionarios. (Foto IDL-Reporteros)

“En política vale todo”, parece ser una frase muy trillada para expresar la falta de ética en la política. ¿Nos hemos puesto a pensar un poco sobre lo que significa ser ético, y si quienes están inmersos en la política lo son, ya sea quienes gobiernan y hasta quienes ejercen un cargo público en la burrocracia?. Sin pretender definir sobre este tema que podría ser muy amplio embargo con un poco de criterio y sentido común podemos aportar algunas pautas: gobernar o aspirar a gobernar con ética es someterse a una reglas de juego enmarcadas en el respeto a la libertad de las personas, a la integridad, a la vida humana, obligada a la responsabilidad y a la honestidad en los propios actos, y en el uso de los recursos dispuestos para el bien común.

Desde hace unos días, estamos siendo actores presenciales de muchos actos que están reñidos con la ética. La corrupción es una de ellas, en sus más variadas formas (“faenones” es como han sido bautizados por la prensa y la sociedad). Lamentablemente las noticias cada vez más nos inundan con este tipo de hechos. Pero creo que los involucrados en estos temas sabrán deslindar responsabilidades por el bien primero de su honorabilidad y segundo por el respeto que le deben a la sociedad en su conjunto.

No dudamos de algunas personalidades como el Sr. Omar Quesada Martínez, con quien compartimos nuestra niñez y juventud allá en nuestra querida Huanta, y hace poco en el 2008 con motivo de las "Bodas de Diamante" del glorioso Colegio González Vigil, nos permitió reencontrarnos (“monchi” cómo lo conocíamos y “chalo” su hermano con quienes, junto a otros amigos, muchas veces nos encontrábamos en los recreos del colegio, para sostener acalorados debates ideológicos –segunda mitad de los años 70´s-, confrontábamos nuestras incipientes ideas a partir de los postulados de Víctor Raúl Haya de La Torre y de José Carlos Mariátegui; tal vez muchos no hayamos continuado en estas lides ideológicas, sin embargo Omar, aquel amigo fiel a sus principios e ideales políticos apostó por hacer carrera en la política en un partido como el Apra (su juventud la dedicó a participar muy activamente como universitario, desde los centros federados impulsaba la posición aprista, lo cual lo llevo incluso a ser expulsado de la universidad). Algunos años después lo vimos ejerciendo la conducción de la Alcaldía de Huanta (1993-1994), con relativo éxito, sin embargo no pudo confrontarse ante otro personaje más técnico pragmático que político, el Sr. Milton Córdova, quien encabeza a un grupo de jóvenes independientes, siendo Alcalde por dos periodos consecutivos ( 1996 a 2002), y ya se erigía como un personaje de renombre regional (había quienes lo querían para la presidencia regional) lamentablemente fallece en un accidente de carretera. En estas circunstancias y en un contexto del retorno de Alan García de su largo exilio, logra nuevamente reanudar y consolidar el aprismo. El trabajo del ya entonces secretario de las juventudes del Partido Aprista Peruano: Omar Quesada, se hace del sillón de la Presidencia del Gobierno Regional de Ayacucho (2003 a 2006), quien ejerció una gestión para unos bien pero para otros discutida (sus detractores podrán mostrar las pruebas), en todo caso él supo capitalizar la efervescencia durante la campaña que Alan García, para su postulación al Congreso (no habiéndose presentado a la reelección de los comicios regionales) sin embargo no pudo conseguir curul alguno, pero si para demostrar que las fuerzas populares de la región lo apoyaban (puede incluso jactarse de haber sacado más votos a nivel regional para el Congreso que el otro candidato aprista huamanguino el Marcial Capelleti quien postuló a las regionales pero que no estuvo a las circunstancias que el partido exigía por la baja cantidad de votos obtenido).

En julio de 2006, Alan García llega nuevamente a la presidencia de la República, entonces ya Omar Quesada era voceado para un cargo ministerial, sin embargo al concluir su mandato regional en diciembre del 2006. Asume la presidencia de COFOPRI (Organismo de la formalización de la Propiedad Informal), una institución que más allá de las funciones que debía cumplir, y que por cierto gracias a ella muchas comunidades y pobladores de las zonas más alejadas y de más escasos recursos recibían sus títulos, Omar recorría visitando estos villorios recónditos, siendo testigos presenciales de la formalización de las propiedades en muchas de las comunidades huantinas (creo que siente mucha satisfacción regresar a Huanta y la región). Pero también seremos franco para señalar que desde esta institución el clientelismo político era otro de los objetivos partidarios. Claro de seguro que un partido como el Apra que aglutina a un gran número de “compañeros” siempre estarán presionando para obtener primero un ”puesto” de trabajo y posteriormente sacar una tajada de la torta (lo cierto es que como el “sistema” es así, uno termina aceptando y haciendo estas cosas como algo normal –me lo contaba un funcionario y amigo burócrata-).
Esta posición estratégica en Cofopri, lleva a Omar a tener más presencia y poder dentro del partido, a comienzos de este año se erigía como favorito para dirigir la Secretaría del partido de gobierno, “los cuarentones” parecerían obtener la dirigencia, sin embargo muchos otros “compañeros” del partido (desde el Presidente hasta los más enquistados “viejos” dirigentes del partido) se lo harían más difícil, finalmente luego de un “consenso” partidario se acepto una secretaria colegiada: Jorge Del Catillo (otrora Delfín de Alan) y Omar Quesada compartirían esta secretaría. Lo que vino después, es lo que ya todos conocemos, primero Jorge Del Castillo involucrado en el “faenón” de los petroaudios y la desaparición de los Usb (archivos comprometedores) y otras perlas más; y posteriormente Omar Quesada, a quien involucraron en el “faenón” de la titulación indebida de tierras en la costa sur de Lima, donde traficantes de tierras estaban coludidos con algunos malos funcionarios de Cofopri, en medio de esta corrupción a Omar Quesada no le quedó más remedio que renunciar. Alan García se exasperó (muchos dirían que también él no es el más indicado) llamándolos pillos y corruptos, situación que ha generado un sismo de grado 10 en el partido oficialista, y hay quienes piden que den un paso al costado.

¿Qué pasará más adelante? Pocos deben saber, pero en el caso de Omar la secretaría del partido le permitiría candidatear nuevamente para la Presidencia Regional de Ayacucho, y esta situación que ha sucedido no le hará torcer la idea de tentar el sillón regional, que ya desde hace muchos meses está en campaña (muchos de los ayacuchanos que recorren por las carreteras verán la gran cantidad de pintas que aluden a su candidatura), conocemos de las grandes cualidades que posee (cuando se dejen de lado los apasionamientos políticos), sólo esperamos que los principios que profesa pueda servir para potenciar el desarrollo de nuestra región.

Finalmente, para retornar lo que al inicio de esta nota formulábamos, si queremos ser éticos en política debemos precisamente partir por deslindar responsabilidades frente a la corrupción y la demagogia, y comenzando por adecentar la política, basada en el respeto, la libertad, la integridad y la honestidad.
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