Los participantes serán los siguientes:
Primer Grupo
Galpón “Luvanne” del señor Yarkoff Yaranga Meneses
Galpón “Tamy” del señor Rodomir Chavez
Galpón “Señora Ley” del señor Fernando Revollar
Galpón “Damar” de los Hermanos Gamarra
Galpón “Hermanos Ferrúa” del señor Jesús y Fredy Ferrúa
Galpón “Mafo” del Señor Pedro Yance
Galpón “Las Pejesapo” de José Chang
Galpón “Yaro” de Edson Yaro
Segundo Grupo
Galpón “Damar” de los Hermanos Gamarra
Galpón “Los Tres Gavilanes” de Rubén Reyes
Galpón “Corimayo” del señor Luís García
Galpón “Paola” del señor Zenón Vargas
Galpón “LG” del señor Luís García Hermoza – Lima
Galpón “Manchester” de Silvio Valenzuela
Galpón “Willito” del señor William Añaños
Galpón “Misterio” del señor Aristides Chimoven
Nuestros amigos nos esperasn para disfrutar de una gran tarde gallística, no falten.
Galpón “Luvanne” del señor Yarkoff Yaranga Meneses
Galpón “Tamy” del señor Rodomir Chavez
Galpón “Señora Ley” del señor Fernando Revollar
Galpón “Damar” de los Hermanos Gamarra
Galpón “Hermanos Ferrúa” del señor Jesús y Fredy Ferrúa
Galpón “Mafo” del Señor Pedro Yance
Galpón “Las Pejesapo” de José Chang
Galpón “Yaro” de Edson Yaro
Segundo Grupo
Galpón “Damar” de los Hermanos Gamarra
Galpón “Los Tres Gavilanes” de Rubén Reyes
Galpón “Corimayo” del señor Luís García
Galpón “Paola” del señor Zenón Vargas
Galpón “LG” del señor Luís García Hermoza – Lima
Galpón “Manchester” de Silvio Valenzuela
Galpón “Willito” del señor William Añaños
Galpón “Misterio” del señor Aristides Chimoven
Nuestros amigos nos esperasn para disfrutar de una gran tarde gallística, no falten.
La tradición de los gallos de pelea:
Las peleas de gallos son una tradición muy antigua. La historia no es muy exacta, pero se tienen indicios de que las primeras disputas se celebraron 3,000 años antes de Cristo en medio oriente, donde fenicios y hebreos consideraban la crianza de gallos como un arte. Más tarde la civilización griega adoptó la práctica, y en los coliseos atenienses comenzaron a realizarse esta clase de desafíos.
En el Perú, al igual que en México, existe la crianza de gallos piqueros pero también se cría el gallo navajero peruano; ambos distintos en tipo, pleito y arma de combate.Los gallos peruanos a pico y espuela han sufrido constantes introducciones de razas. Durante el Virreinato (Siglos XVII – XIX) se criaba el típico gallo español; pero más adelante llegaron los orientales como el Asil, Shamo, Malayo y cruza de estos, en los barcos que importaban el guano de isla del Perú. Lo mismo sucedió en casi toda Sudamérica, como en Colombia, Ecuador, Argentina, Brasil, Chile, Venezuela, pero en distinta época.
En el Perú, el espectáculo se lleva a cabo en Coliseos, los cuales tienen como ambiente principal a un ruedo de arena o de dos ruedos como es el caso del Coliseo de Gallos de Pico y Espuela accediendo a este por medio de tres ingresos (Juez, derecha e izquierda); de estos últimos emergen los gallos con sus respectivos careadores, y el juez tiene como elemento principal de careo una tabla de madera.
Crónica de una tarde gallística con amigos huantinos...
… Se anuncia la pelea, por los altoparlantes, y los galleros se ubican en las esquinas del lugar. Los espectadores ávidos e impacientes por la pelea anterior esperan y calmados escuchan al maestro de ceremonias que con sorprendente voz de locutor anuncia la pelea: “El club gallístico Huantino”, les da la bienvenida. al tercer desafío de la tarde será entre el Cenizo español del Galpón de “Luvanne” y el Ajiseco del Galpón “Damar”. El combate comenzará en cinco minutos”.
Entonces nuevamente el griterío de las casi 200 personas aficionadas al gallo que han concurrido al coliseo, se disponen a apostar. La mayoría de ellos averiguan las características de ambos gallos y de los galpones concursantes, nombre trayectoria, peso, tamaño de los animales, criadores enfrentados, toda la información posible servirá, para tomar una decisión correcta a la hora de la apuesta. Los amigos me comentan que hay que ser muy prudentes, a la hora de apostar, primero hay que ver cómo está uno de suerte, porque por más que sepas de gallos si te pones apostar como loco puedes perder mucho. Entonces tomamos nuestra previsión, vemos como el público pacta sus apuestas.
Ya el reloj colgado en la pared del coliseo del club gallístico, espera la orden del juez para empezar a marcar los minutos del encuentro. El tiempo máximo de la pelea será de 15 minutos si es que antes no hay un gallo vencedor, se declarará perdedor aquel gallo que no pueda levantarse un minuto después de que caiga. Suena el tercer timbre, dando inicio al enfrentamiento.
De una jaula roja y otra azul salen “Cenizo” y “Ajiseco”, comienzan a mirarse al inicio, y poco a poco se acercan el uno al otro, pareciera que se estuvieran estudiando, como hacen los boxeadores. Sin embargo luego de un minuto siguen observándose y aún no se han dado picotazo alguno. El público aficionado comienza a impacientarse, lanzando quejas y hay mucho griterío. Es en ese instante que “Cenizo” de color plomo y blanco, toma la iniciativa y de una sola embestida manda al piso a su contendor “Ajiseco” de color rojo café, sin embargo éste, se para de inmediato y responde con un picotazo que da en la cabeza de “Cenizo”. Ahora si el público se pone más eufórico: “Ahora sí comenzó la pelea”, viendo que los dos gallos alargan sus cuellos intentando herirse. Cerca de la mitad del encuentro ambos gallos se dan un golpe fuerte en la cabeza enviándolos a ambos nuevamente al piso. Fue tal el encontronazo que pasados treinta segundos, ninguno de los gallos se ha levantado. El público se impacienta, ante el acontecimiento, cada quien está como pidiéndole al espíritu santo que ayude a parar a su gallo entre ellos un amigo mío, luego de diez segundos “Cenizo” se pone de pie convirtiéndose en ganador del desafío.
Gracias a ello los aficionados que apostaron al ganador pasan a cobrar. Aquí no se firma ningún papel donde especifican con quien se pactó la apuesta, tampoco se señala el monto que se puso en juego, sin embargo a los dos minutos la gente recibe en sus manos el dinero que se ganó. La palabra de un gallero es lo más sagrado en su vida e incumplirla es indigno de cualquier jugador”. En la vida del gallero a veces se pierde otras veces se gana, sin embargo la afición y la pasión por los gallos puede más.
Entonces nuevamente el griterío de las casi 200 personas aficionadas al gallo que han concurrido al coliseo, se disponen a apostar. La mayoría de ellos averiguan las características de ambos gallos y de los galpones concursantes, nombre trayectoria, peso, tamaño de los animales, criadores enfrentados, toda la información posible servirá, para tomar una decisión correcta a la hora de la apuesta. Los amigos me comentan que hay que ser muy prudentes, a la hora de apostar, primero hay que ver cómo está uno de suerte, porque por más que sepas de gallos si te pones apostar como loco puedes perder mucho. Entonces tomamos nuestra previsión, vemos como el público pacta sus apuestas.
Ya el reloj colgado en la pared del coliseo del club gallístico, espera la orden del juez para empezar a marcar los minutos del encuentro. El tiempo máximo de la pelea será de 15 minutos si es que antes no hay un gallo vencedor, se declarará perdedor aquel gallo que no pueda levantarse un minuto después de que caiga. Suena el tercer timbre, dando inicio al enfrentamiento.
De una jaula roja y otra azul salen “Cenizo” y “Ajiseco”, comienzan a mirarse al inicio, y poco a poco se acercan el uno al otro, pareciera que se estuvieran estudiando, como hacen los boxeadores. Sin embargo luego de un minuto siguen observándose y aún no se han dado picotazo alguno. El público aficionado comienza a impacientarse, lanzando quejas y hay mucho griterío. Es en ese instante que “Cenizo” de color plomo y blanco, toma la iniciativa y de una sola embestida manda al piso a su contendor “Ajiseco” de color rojo café, sin embargo éste, se para de inmediato y responde con un picotazo que da en la cabeza de “Cenizo”. Ahora si el público se pone más eufórico: “Ahora sí comenzó la pelea”, viendo que los dos gallos alargan sus cuellos intentando herirse. Cerca de la mitad del encuentro ambos gallos se dan un golpe fuerte en la cabeza enviándolos a ambos nuevamente al piso. Fue tal el encontronazo que pasados treinta segundos, ninguno de los gallos se ha levantado. El público se impacienta, ante el acontecimiento, cada quien está como pidiéndole al espíritu santo que ayude a parar a su gallo entre ellos un amigo mío, luego de diez segundos “Cenizo” se pone de pie convirtiéndose en ganador del desafío.
Gracias a ello los aficionados que apostaron al ganador pasan a cobrar. Aquí no se firma ningún papel donde especifican con quien se pactó la apuesta, tampoco se señala el monto que se puso en juego, sin embargo a los dos minutos la gente recibe en sus manos el dinero que se ganó. La palabra de un gallero es lo más sagrado en su vida e incumplirla es indigno de cualquier jugador”. En la vida del gallero a veces se pierde otras veces se gana, sin embargo la afición y la pasión por los gallos puede más.
- jcm. -
No hay comentarios:
Publicar un comentario