viernes, 10 de julio de 2020

Monseñor Salvador Piñeiro, recordando a los armoniosos



A propósito de esta pequeña entrevista de nuestro amigo Alejo Cordova al ahora  Moseñor de Ayacucho Salvador Piñeiro, en la que recuerda a los jóvenes del Grupo armonía que teniamos a nuestro guía espiritual el Padre José María Guevara "Chema", que aún se mantiene vigente radicando y sirviendo a Dios desde Laredo en Texas EE.UU.
Corrían los años para culminar la década de los 70s  en Huanta, ya teniamos al grupo Armonía bastante consolidado, entre un centenar de adolescentes y jóvenes muy entusiastas y dinámicos, siempre había tiempo para todo sin muchas preocupaciones que estar hermanados y divirtiéndonos sanamente, eran tiempos donde no existía el internet, entonces frecuentábamos muy alegremente teniendo siempre o casi siempre nuestro punto de reunión el parque central, frente a la iglesia, entre cantos gitarreando y juegos.
Claro, ya muchos para seguir encaminados como buenos cristianos católicos, tocó realizar otro de los sacramentos que nos exige la ley de la iglesia, la Confirmación, para lo cual se requería preparararnos entonces se nos exigió (bueno en realidad a nuestros padres, puesto que la mayoría aún eramos menores de edad), realizar el retiro espiritual, para lo cual se escogió el local del colegio que está ubicado entre la segunda y tercera cuadra del jr. Ayacucho (actualmente el colegio Mario Bunge) de la ciudad de Huanta. No recuerdo bien si fue un fin de semana  de 2 ó 3 días, pero lo importante para el retiro (antes no existían locales equipadas como los hay  en estos tiempos adecuados para retiros espirituales, como han hecho por ejemplo nuestros hijos), por lo que cada uno debían llevarse sus pequeños colchones, colchonetas o las pieles de carnero llamados pellejo, muy abrigadores, es decir no habían camas, el piso era la base, pero igual así y todo eramos felices, ya reunidos la primera noche entre juegos y cantos la pasamos muy divertidamente, aunque los traviesos con sus bromas nos jugaban ,a mala pasada, algunas  prendas y zapatos aparecían por todos lados, así entre otras bromas que nos haciamos
Al día siguiente recordamos al padre Chema, haber invitado a un nuevo sacerdote, este padre de nombre Salvador Piñeiro, nombre no tan común en Huanta, venía desde Lima, lo recordamos también muy joven, él fue el encargado de transmitirnos las palabras de Dios, muy empático  se ganó el cariño de todos, igual se divertía con los juegos que realizábamos, y algo que nos quedó muy impregnado  en la memoria de muchos de los armoniosos era que buscaramos a Jesús a Dios  de una manera más amical y de la manera más coloquial, claro con mucho respeto, que trataramos de comunicarnos con Él como si fueramos amigos, incluso nos mencionaba como si lo trataramos a nuestros amigos ante cualquier situación como si fuera tu "pata", o decirle por ejemplo "flaco" era la manera de sentirnos más en confianza para confesarnos y ante cualquier dificultad que en adelante nos sucediera acudamos a Él (Jesucristo), se que muchos hemos aprendido a sentirnos más en confianza co Dios, esa fue una gran experiencia de la que creo muchos hemos guardado gratos recuerdos.
Ya en los ochenta, haciendo estudios universitarios en Lima y en una época que vivía por Barranco, me acerque a la iglesia en las tantas veces que bajaba hacia la playa y para mi sorpresa encontrame con el padre Salvador Piñeiro fue muy grato platicar y charlar y recordando su visita que nos hizo a Huanta en aquella oportunidad.
Luego 2 o 3 años más tarde, aprovechando la visita de santo padre el Papa Juan Pablo II (año 1985), lo veiamos acompañándolo como capellán al padre Piñeiro, fue muy grato para mi que alguien que estuvo entre nosotros estuviera al lado del Papa los días de su visita por el Perú y sobre todo cuando hubo una concentración en el hipódromo de Monterrico con una gran multitid de jóvenes entre los que me encontraba  y diciéndole con orgullo a los amigos que ese padre que estaba junto al Papa lo conocía, o en las noches cuando solía salir al balcón de la Nunciatura Apostólica cerca al campo de Marte en Jesús María, yo vivía ahora por Breña y el Papa muy carimático siempre concluía con una peculiar frase con su propio dejo castellanizado "... el Papa amigo se siente peruano...". Me parece que en la siguiente visita del Papa (1988) tambièn lo acompañó, asimismo, con el actual Papa Francisco en su visita realizada estuvo visitándolo en representación de Ayacucho, y entregándole el característico retablo ayacuchano.
Luego ya por los años noventa, tuve la ocasión de asistir al  matrimonio de un amigo colega del trabajo, en la iglesia de Armendariz en Miraflores, y que nombre del Papa los santificó. Y otra vez años más tarde otro amigo que también se casaba  asistimos a su boda, en Camacho en La Molina, para mi sorpresa este amigo también fuera muy amigo del Padre Salvador, y obviamente le conté como lo conocí.
Es una grata experiencia recordar al padre Salvador Piñeiro y que él también nos siga manteniendo en su memoria, ahora como diocesano Monseñor de Ayacucho, desde aquí le agradecemos por las enseñanzas compartidas desde la primera vez que lo conocimos, saludos... y bendiciones...

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